
«Tuvimos una oposición desleal. Desagraciadamente en nuestro sistema se ha supuesto que para llegar al poder el gobierno tiene que fracasar. Eso es un desastre, porque el que fracasa es el pueblo, es la Argentina, es la Nación», Raúl Alfonsín.
Nunca tan vigentes la palabras del ex presidente de la Nación Raúl Alfonsín, quien manifestó públicamente en varias entrevistas que había hecho lo correcto en dos campos: el de la relación de fuerzas y el esfuerzo por evitar el derramamiento de sangre.
A treinta años de una Plaza de mayo colmada, acompañando la democracia y pidiendo por ella. De un punto de inflexión político en el cual un presidente que tuvo el coraje y la humildad de ir hasta Campo de Mayo para que depusieran la pretensión de derrocar su gobierno.
Tres decadas del alzamiento que estuvo encabezado por el mayor Ernesto Barreiro, quien formó parte de la inteligencia militar con punto de tareas en Córdoba durante la dictura, y luego se sumó el teniente coronel Aldo Rico quien se acantonó en Campo de Mayo. Este sería el primero de los 3 (tres) intentos «blanqueados» de derrocamiento durante su gobierno, el primero en Pascuas de 1987 «Carapintadas», el segundo en enero de 1988 en Monte Caseros, Corrientes, y, el tercero el 1 de diciembre de 1988, el que ya se avisoraba con el intento y participación de otros sectores político partidarios.
¿Que se disputaba con el intento de destitución de Alfonsín?
Entiendo, hoy se puede visualizar más claramente a la distancia, comparar y transportar algunos debates y los intereses que estaban en juego en este primer gobierno democrático, luego de una de las más sangrietas etapas que había atravesado a los argentinos hasta 1983.
Las tensiones entre una concepción ideológica en la cual de amparó la dictadura, y la propuesta del nuevo gobierno democratico que era antitética a la misma, confrontando con las estructuras nacionales e internacionales, y con la vieja costumbre de la práctica politico partidaria criolla de desestabilizar en vez de aportar como oposición responsable, acciones escondidas y arraigadas en los subsuelos de la democracia.
Esas manos subterraneas extorsionaban al presidente que habia conseguido concretar el Juicio a las Juntas como una de sus primeros ejes de gobierno.
Querían torcerle el brazo y lo lograron. Todo se hizo visible y comenzó un fin de Semana Santa, largo como decimos ahora, pero hace 30 años cayó entre el 16 y 19 de abril.
Luego, los hechos se sucedieron rápido. En junio el Congreso aprobó, a propuesta del Poder Ejecutivo, la Ley de Obediencia Debida, que exculpaba a los oficiales de rango medio y bajo. El artículo primero decía que no debían ser punibles por graves violaciones a los derechos humanos, sobre la base de la presunción “sin admitir prueba en contrario, quienes a la fecha de la comisión del hecho revistaban como oficiales jefes, oficiales subalternos, suboficiales y personal de tropa de las Fuerzas Armadas, seguridad, policial o penitenciaria”.
Años después, a partir de 2003, cuando comenzó a discutirse la nulidad en el Congreso y el ex presidente se enteró de que el presidente Néstor Kirchner la impulsaba, le hizo saber que desautorizaba a quienes usaran la decisión de 1986 para censurar la nulidad.
Los más papistas que el Papa reivindicaban la obediencia debida como un logro. Alfonsín replicaba que a su juicio era algo que había creído sensato decidir pero que las circunstancias históricas habían cambiado. “Ni siquiera opino, así no molesto”, decía por ese entonces. “Que el presidente Kirchner haga libremente lo que le dicte su conciencia.”
Aunque los líderes carapintadas fueron arrestados, juzgados y condenados a prisión, la mayoría no recibió castigo, y los cabecillas y participantes de los alzamientos contra Alfonsín fueron indultados por el presidente Carlos Menem en 1989.
Parte de nuestra historia reciente, para tener memoria y no repetir.
13 de Abril de 2017.
Graciela Achabal.
Fotos: Fabio Baccaglioni
Se comparten dos videos, el primero con el discurso de Alfonsín desde el balcón de Casa de Gobierno, en sus dos tramos, antes y después de ir a Campo de Mayo, y, otro video con la opinión de algunos políticos, periodistas y del propio Alfonsín sobre su salida anticipada del gobierno.