El presidente de Brasil brindó una conferencia de prensa en la que anunció que no renunciará, negó estar implicado en los hechos de corrupción y exigió una explicación a la Justicia.
El presidente de Brasil, Michel Temer, dijo hoy que no renunciará, pero su supervivencia en el cargo frente al terremoto político provocado por escuchas autorizadas por la corte suprema sobre corrupción está amenazada por siete pedidos de juicio político, el quiebre de su base de apoyo en el Congreso y manifestaciones que claman por elecciones anticipadas.
El Supremo Tribunal Federal (STF) abrió hoy una investigación contra Temer por obstrucción de la justicia, de acuerdo a la decisión del juez de la corte Edson Fachin, quien instruye la Operación Lava Jato para personas con fueros, en una jornada de altísima tensión en la que fue suspendido del cargo por corrupción el senador Aecio Neves, jefe del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB).
Los planes para elegir un sucesor de Temer estuvieron en el centro de los diálogos comandados por el presidente de la Cámara de Diputados y número 2 del país, Rodrigo Maia, debido a que si el presidente cae, en esta fase del mandato, el Congreso debe realizar una elección para elegir al sucesor, un tapón que pueda al menos nadar en aguas turbias de corrupción y descrédito popular.
Fachin suspendió en el cargo al senador y ex candidato presidencial Aecio Neves, grabado planificando entorpecer la Operación Lava Jato y pedirle unos 600 mil dólares en sobornos al dueño del frigorífico JBS Friboi, Joesley Batista, quien lo grabó y le envió el dinero, una operación filmada por la Policía Federal, que hoy divulgó fotografías del dinero y de la entrega de valijas.
En medio del derrumbe de la Bolsa de Valores de Sao Paulo, la depreciación del real de casi un 8% ante el dólar y manifestaciones que se realizaban esta noche para pedir «elecciones ya», Temer resolvió permanecer en el cargo y enfrentar las acusaciones de que avaló el pago de sobornos, algo por lo cual fue grabado por un empresario colaborador de la justicia.
«No renunciaré; repito, no renunciaré», sostuvo, y negó haber avalado comprar el silencio de su ex aliado preso Eduardo Cunha, quien en la cárcel recibió sobornos por parte de la empresa JBS. Cunha fue el cerebro el juicio político que destituyó a Dilma Rousseff y le dio la presidencia a Temer.
Parte de la base aliada del mandatario dejó el gobierno y el ministro de Cultura, del Partido Popular Socialista (PPS), Roberto Freire, renunció.
«Escuché el relato de un empresario que dijo que auxiliaba a la familia del ex parlamentario. En ningún momento compré el silencio de nadie. No le temo a ninguna delación. No necesito un cargo o fueros; siempre honré mi nombre», dijo Temer en un pronunciamiento en el que expresó su disposición a permanecer en el puesto.
Fuente: Telam/ Jornal O Globo
Foto: EFE