
Una cuestión pendiente en las calles
Desde Santa Cecilia hasta el día de la Lucha por la No Violencia de Género
Ha transcurrido más de medio mes de noviembre y los días se intercalan entre fríos y calurosos, húmedos y lluviosos que proponen en Buenos Aires un clima tropical. Tatar de sintetizar la evolución de la música resulta una tarea imposible, pero haremos un intento por traer algunas cuestiones.
En una ciudad del centro de la provincia de Buenos Aires la efervescencia creativa expone los más diversos estilos y géneros musicales en ámbitos públicos y privados, no en la calle.Mientras en la metrópolis, cerca de las cinco de la tarde los vagones de subte que van desde el centro hacia los barrios, están atiborrados de pasajeros y la efervescencia parece asomar en otras situaciones. En medio del hormiguero de un vagón -de los nuevos que son verdes, con aire acondicionado y aromatizante frugal que sale en forma continua por los conductos del aire- una chica tira las primera notas con la guitarra criolla que la acompaña y logra inmediatamente captar la atención de la gente en forma casi unánime, e incluso consigue que alguno acompañe golpeando las palmas. Y hasta una señora que haciéndose la distraída acompaña con el movimiento del pie la canción. Sobresale la voz con un timbre claro, armónico, y muy buena afinación. La joven tiene el pelo ondulado, con un corte no convencional rebajado en la parte superior y teñido de verde, y luego, largo por debajo de los hombros. Ojos saltones evidencian que tampoco pasa desapercibido el escote del vestido de la artista.
No es común ver a “músicas” callejeras en acción por varias razones, pero, según los testimonios mayoritarios dan cuenta que esto sucede porque es un ambiente más hostil que otros para la mujer. Que se encuentran expuestas a los arrebatos de sus pertenencias personales y al hurto y/o robo de los instrumentos musicales, sus herramientas de creatividad pero también de trabajo, y, que encomendarse a Dios puede resultar un tanto más fácil que encontrar algún agente de la Policía, de la Federal o de la Metropolitana, que las salve de los vándalos.
Si hablamos de fé, también es cierto que la música y la religión tienen su punto de confluencia en un día como el de hoy, 22 de noviembre, instaurado como el día de la música. La Edad Media, considerada durante mucho tiempo un periodo de tinieblas, con interpretaciones un tanto forzadas, pero que denotan una condición apacible de la mujer, consagra a Santa Cecilia como la patrona de los músicos. Sus «actas» cuentan que, al día de su matrimonio, en tanto que los músicos tocaban, Cecilia cantaba a Dios en su corazón. Posteriormente, empezó a representarse a la santa tocando el órgano y cantando, así surge del libro “Vida de los Santos de Butler”, vol. IV.
Como otra confluencia, por esas azarosas y caprichosas cuestiones del destino, el 25 de noviembre se conmemora el día de la Lucha por la No Violencia de Género. Si bien esta fecha para muchos puede parecer anecdótica e incluso, pasar desapercibida, está claro que existen patrones culturales que multiplican conductas hostiles y violentas para la mujer, no quizás los de la Edad Media, pero si los que impiden una incorporación integra de la mujer a diversos ámbitos, espacios, debates y actividades laborales, sociales, artísticas y culturales. En la música la mujer ha ganado terreno, se ha animado y así se formaron grupos de mujeres, antes las “Viudas e Hijas del Rock and Roll”, y luego otras sólo con la vocalista femenina, “Black Eyed Peas”, “LA Oreja de Van Gogh”, “Nightwish” y “Épica” entre otras. En la música callejera, la poca presencia femenina también es una realidad, ya sea porque todavía nos falta andar el camino de la equidad de género, ya porque en la calle rige la ley del más fuerte.
Músicos de aquí y de allá, de sala o de estación, sensibles, genios, bohemios, generosos, de distintos géneros, gracias por existir y llenarnos el alma, feliz día!