Este sábado la Plaza Raed de Saladillo se vio poblada se escritorios distintos, con un afiche o cartel que indicaba el nombre de una dependencia o repartición del Estado municipal, provincial o nacional.
Desde las 10 de la mañana comenzaron a llegar trabajadores públicos, funcionarios y el propio intendente municipal para darle sentido y contenido a esta prueba piloto, así lo plantearon, de llevar el estado a los barrios. LAs depedencias municipales de Bromatología, Licencias, OMIC (Defensa del Consumidor), Subsecretaría de Cultura, subsecretaría de Deportes, Desarrollo Local, Obras Públicas, Gestión Ambiental, Subsecretaría de Salud, Compras, C.U.R.S. Dirección de Tránsito, Policía Local, Hogar de Tránsito, y otras reparticiones como consejo Escolar, Concejo Deliberante, Casa de Justicia, Defensa Civil, Centro de Atención a la Víctima, Comisaria de la Mujer, IOMA, Defensoría del Pueblo, INTA, entre otras, donde vecinos de toda la ciudad se acercaron para hacer consultas y reclamos y algunos se animaron a formular propuestas.
Esa palabra que por momentos parece gigante, tan difícil de concretar en un significado palpable, concreto y cercano a muchas personas, siendo que atraviesa la vida de todos y cada uno de los que habitamos este suelo. Que para otra seguramente es algo deforme e indefinido, y, que en otros casos también se confunde con «gobierno». A cada gobierno, elegido por los ciudadanos a través del voto, le toca administrar el Estado, sus estructuras o instituciones y dotarlas de vida, dinamismo y eficacia para garantizar derechos, pero también para cumplir responsabilidades ciudadanas.
Esa Plaza Raed tan distinta ahora, con sus veredas nuevas, incorporada en igualdad de condiciones al resto de la Ciudad, también estrenó esta prueba de acercar a las personas que están detrás del escritorio representando al estado, en un mano a mano, acortando distancias estructurales y simbólicas.
Una Plaza, un territorio inusual sin paredes ni barreras mediante, donde las reparticiones despliegan sus funciones, su rol ante una sociedad que demanda cumplimento de garantías y derechos y que también debe conocer de obligaciones y responsabilidades para consensuar ese contrato social, redefinirlo o replantearlo si es necesario, para que se acerque a la idea de consensos y se aleje de ese monstruo destructor, Leviatan, con que se lo ha definido.
«Déjennos probar, por ahí nos equivocamos. El tiempo que viene no es difícil, ni fácil, es intenso. Si queremos sacar nuestro país adelante, el tiempo que viene debe ser intenso. Yo también me canso los fines de semana, no vivo de broma todo el fin de semana. El oído más cerca permite que sea un hábito que podamos ir al territorio”, había adelantado el intendente días antes.
Los vecinos perciben entre sorprendidos y tímidos, pero sin dudas sientiéndose protagonistas, formando parte, lo que, sin que signifique modificar las cuestiones por arte de magia, genera expectativa, esperanza, dibuja alguna sonrisa, y esa predisposición, ya es una buena forma de comenzar.