La presidencia de Donald Trump es singular, pero a las críticas, se suman temores de que el mandatario estadounidense esté fuera de su sano juicio.
De mal en peor: el presidente de EE.UU., Donald Trump, enfrenta críticas, pero no sólo son reproches. Ahora también se habla de posible demencia senil.
Recientemente el representante demócrata por California, Zoe Lofgren, introdujo una resolución para determinar si Trump se encuentra en su sano juicio. A esto se suma, Bob Corker, senador republicano por Tennessee, quien afirma que ‘el presidente aún no ha podido demostrar estabilidad, ni tampoco ser competente como para tener éxito’. Ante ello, se podría poner en marcha la vigésimo quinta enmienda para el cese de funciones presidenciales por incapacidad.
Según especialistas en salud mental, Trump de 71 años se encuentra en grupo de riesgo de demencia senil y alzheimer. Su comportamiento, dicen los especialistas, revela algunos síntomas del deterioro de facultades mentales. No sería la primera vez que un mandatario sufre de demencia. El expresidente Ronald Wilson Reagan (1981-1989), asumió la presidencia a los 70 años y murió a consecuencia de complicaciones relacionadas con alzheimers.
Generalmente la salud mental de un individuo es un tema privado que concierne a aquella persona que padece la circunstancia y a sus familiares más cercanos. Sin embargo, aquí estamos hablando de un mandatario cuyas decisiones significan la vida o la muerte, en términos globales.
En febrero de este año, un panel de 33 psiquiatras de la Asociación Internacional de Psicoterapeutas afirmó en carta abierta que ‘la enorme inestabilidad emocional del Sr. Trump, le hace incapaz de servir como presidente’.
Marcelo Sánchez, Miami.