El 83,5 por ciento de los hogares del país modificó la forma de comprar alimentos.-

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Un estudio afirma que a pesar de que no hay indicios de que los alimentos puedan ser vehículo de contagio, hay mucha gente que teme contagiarse a través de ellos.

El 83,5% de los hogares modificó la forma habitual de compra de alimentos durante la pandemia de coronavirus, y un 90% adoptó medidas preventivas en relación con el acondicionamiento de las compras, según un estudio elaborado por el Instituto Tecnología de Alimentos (ITA).

Estos datos forman parte de los resultados preliminares que presentó el ITA, dependiente del Centro de Investigación de Agroindustria del INTA Castelar, realizado por las investigadoras Trinidad Soteras y Carolina Maitía que pertenecen al área de Procesamiento, Análisis Físicos y Sensoriales, de ese instituto.

El estudio realizado en 14 provincias del país, indicó que la forma habitual de compra de alimentos se vio afectada en el 83,53% de los hogares durante el aislamiento, como consecuencia de diversos factores.

En este marco, un 60% de los consumidores manifestó sufrir inconvenientes en la adquisición de determinados alimentos en sus hogares, manifestando como principal causa la falta de comercios de cercanía.

No obstante, también se observó, en similar proporción, la imposibilidad o temor de salir a realizar compras, cuestiones económicas, el cierre de comercios específicos y otras causas no detalladas.

En diálogo con Télam, la investigadora de INTA Castelar, Trinidad Soteras, señaló que «la idea principal fue identificar qué inquietudes en torno de la cadena alimentaria podían llegar a tener las personas y lo que pudimos ver, que fue lo que más nos llamó la atención, es el temor que demostraba la gente hacia el contagio de Covid-19 a través de la manipulación de todo lo que tiene que ver con la cadena de alimentos y con el propio consumo de alimentos».

En este sentido, un 69% de los encuestados manifestó preocupación por el contagio a través de los materiales utilizados a lo largo de la cadena de adquisición de alimentos (bolsas, envases, cajas, etc.).

Este dato «nos prendió la luz ante la falta de información que existe respecto de que no se ha encontrado todavía evidencia de que los alimentos sean un medio de transmisión de contagio, y tampoco la Organización Mundial de la Salud pudo verificar que haya habido algún caso de contagio a través de la manipulación de envases, de bolsas, de cartones y demás».

Por otra parte, un 90% de los hogares encuestados adoptó medidas preventivas respecto del acondicionamiento de las compras, tendencia que mostró un aumento de menor a mayor rango etario.

Asimismo, el 23% de los encuestados que manifestó no sentir preocupación por el contagio a través de la cadena de distribución de alimentos, igualmente incorporó medidas preventivas para el acondicionamiento de sus compras.

La inquietud por los alimentos como posibles vehículos del virus se manifestó en un 58% de los encuestados, encontrándose presente en mayor medida en personas de entre 51 y 60 años.

En esta línea, los productos frescos para consumo sin cocción y expuestos sin envase en los puntos de venta (como frutas y hortalizas) fueron los que generaron más preocupación (más de un 30%).

No obstante, las frutas y hortalizas no aparecen en la lista de productos que disminuyeron su consumo, por el contrario, aumentaron en un 7% durante el aislamiento.

Sobre este punto, Soteras indicó que está relacionado «con el mayor tiempo para cocinar en el hogar, y también con todas estas nuevas prácticas de acondicionamiento y desinfección de los alimentos que implementó la gente».

En relación con los cambios en el consumo de alimentos en los hogares durante el aislamiento, el estudio indagó acerca de su aumento o disminución respecto del habitual, segmentándolo en diferentes grupos de alimentos.

Sobre esto se destacó un aumento neto del consumo de cereales y derivados (arroz, harinas, fideos, panificados) -11%-, infusiones -9%-, frutas y hortalizas -7%-, lácteos -5%-, grasas y aceites -3%-, bebidas alcohólicas -2%- y carne -1%-.

La disminución de consumo más marcada se observó en los alimentos listos para consumir que cayeron 14%, seguidos por los productos congelados (-5%), snacks (-4%), bebidas gaseosas y jugos (-3), frutos secos (-2), dulces, conservas y quesos y fiambres (-1%).

Por otra parte, se verificó que un 69% de los hogares encuestados afirmó que el contexto actual planteará un «antes y un después respecto de nuestra relación con los sistemas de producción y comercialización de alimentos».

Fuente: telam.com.ar y clarin.com

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