El 2 de mayo de 1998 con una carta encontrada junto a su cuerpo sin vida, se despedía del mundo Justin Fashanu, el futbolista inglés de padres nigerianos, después de sufrir las consecuencias de declararse homosexual, mientras jugaba al fútbol profesional en Inglaterra:
«Me he dado cuenta de que ya he sido declarado culpable. No quiero dar más preocupaciones a mi familia y a mis amigos. Espero que el Jesús que amo me dé la bienvenida; al final en él encontraré la paz que nunca tuve».
Fueron tres años de grandes actuaciones dentro de la Premier League. Debutó en 1979 con 17 años y sus excelentes cualidades, su efectividad y la espectacularidad de sus goles, lo convirtieron en el jugador negro más caro de la historia, al ser traspasado del Norwich al Norhingam Forest por más de un millón de dólares en 1981.
En su nuevo equipo comenzó su calvario, con 20 años se topó con el polémico entrenador Brian Clough, quién no soportó enterarse que uno de sus jugadores visitaba bares gays por la noche.
«¿Dónde vas si quieres una rebanada de pan? le pregunté. ‘Al panadero, supongo’, me contestó». «¿Dónde vas si quieres una pata de cordero? ‘Al carnicero’. «Entonces ¿por qué sigues yendo a ese maldito club de maricones?», fue la conversación que tuvieron Clough y Fashanu. El británico le terminó prohibiendo que entrene junto al resto del grupo.
Las repercusiones sobre su posible homosexualidad crecían, al mismo tiempo que la cantidad de clubes por donde pasaba. Las grandes cualidades y su gran futuro se vieron truncados por los fuertes rumores.
Desde 1982 hasta 1990 pasó por 13 equipos en siete años, hasta que decidió anunciar su homosexualidad públicamente para poner punto final a eso que parecía un secreto a voces, y así volver a encaminar su carrera.
Aquella declaración, lejos de ser aceptada y comprendida, se volvió en su contra. Sus compañeros de equipo lo condenaron, afirmando que «los homosexuales no tienen lugar en los deportes de equipo». La afición tampoco lo acompañó y el grito de «maricón, maricón», colmaba cada estadio donde se presentaba.
Pero el rechazo que más le dolió fue el de su hermano John, también futbolista: «Yo temía que la gente creyera que yo era gay también. Yo era un tipo duro, jugaba en un equipo de chicos duros (el Wimbledon). «Era un equipo duro, con esa imagen de machos fuertes, y la gente que gustaba de nuestro equipo lo adoraba».
Otros 10 clubes más desde 1990 hasta 1998, su último equipo estaba en Australia. Fue allí donde un joven de 17 años lo denunció por agresión sexual, sin pruebas ni argumentos.
El ex jugador del Manchester City, el West Ham y la selección inglesa sub 21, no pudo soportar el acoso y la difamación. Afirmando su inocencia, escapó a Inglaterra y el 2 de mayo de 1998, con 37 años, apareció ahorcado en un garaje abandonado en Shoreditch, Londres, buscando «la paz que nunca tuvo».
«Le ofrecí 100 mil dólares para que no revelara ser gay», confesó el hermano y agregó: «Me siento triste en pensar que en la época no entendía todos los desafíos por los que Justin estaba pasando, un poco más de entendimiento y cariño podían haber cambiado muchas cosas».
Aunque el fútbol ha evolucionado mucho en los últimos años, todavía sigue habiendo numerosos problemas de machismo, racismo y homofobia, por culpa de mucha gente que vive en el pasado. En el tema que nos ocupa hoy, la homofobia, queda mucho camino por andar. Durante años a Guti se le recibía en los campos al grito de “maricón”. Es normal que un futbolista no salga del armario, cuando se utiliza este termino despectivo para hacer daño a un jugador heterosexual, imaginémonos qué pasaría si Guti hubiera sido realmente gay. Por otro lado tenemos a los medios. La pasada campaña, algunos periódicos se hacían eco de la amistad de Cristiano Ronaldo con un boxeador marroquí. Se insinuaba una relación entre ambos, con el objetivo de dañar la imagen del portugués y hacer mofa de su posible orientación sexual. Poco nos debería interesar la vida de Cristiano, y menos su orientación sexual; él seguirá siendo el mejor jugador del mundo junto a Messi, independientemente de lo que haga en su vida privada. Además es muy poco prudente por parte de la prensa fomentar este tipo de comportamientos. Por último tenemos el caso de Manuel Neuer. El portero alemán dijo que los fútbolistas que fueran gays deberían salir del armario. Por pronunciar estas palabras, se le tildó de homosexual, llegando a leerse titulares como “Neuer sale del armario”en algunos medios. Neuer, que es heterosexual, hizo lo que deberíamos hacer todos, apoyar a unas personas que no tienen ningún tipo de voz en este ámbito para que se pueda normalizar esta situación.
Fuente: Infobae /spherasports