Recuerdo a un grande de la humildad.
Los jóvenes radicales de Saladillo recordamos en el 34° aniversario de su muerte, ocurrida el 18 de enero de 1983.
¿Qué decir de este médico que no se haya dicho? ¿Que contar de este presidente constitucional que la historia no haya contado? ¿Qué podemos predicar de este Krausista que el radicalismo no haya predicado?
Para intentar responder estas preguntas y enriquecer este homenaje necesitábamos decir algo nuevo, algún dato de color. Buscando y revolviendo sus gustos, hábitos y preferencias recordamos que en una charla con uno de sus nietos nos enteramos que era un fiel lector de don Quijote de la Mancha » libro de cabecera en su casa, junto con el diccionario». Nos dijo el nieto.
Que mejor para seguir entendiendo a don Arturo que Leer lo que leía. Este dato de color lo podemos revivir con uno de los consejos que dio don Quijote a Sancho Panza. (CAPÍTULO XLIII) «Come poco y cena menos, que la salud de todo el cuerpo se fragua en la oficina del estómago.»
El tema aquí propuesto y que intentamos resaltar en la interpretación es la humildad. Un valor forjado por la modestia y la sencillez pero que a su vez es forjador de una vida saludable y llena de realizaciones.
Arturo Illia fue verdaderamente fiel a una filosofía de vida que se desentiende del tener, y que prioriza el ser. Una vida autentica y coherente, pero sobre toda las cosas; una vida libre. Algo tan simple como vivir en austeridad, un estado en done uno es quien controla las cosas materiales y no las cosas a uno.
Podríamos decir que don Arturo al igual que don Quijote cumplió con su rol docente de aconsejar y transmitir un mensaje lleno de contenido. Un valor que supo traspasar la frontera de una metáfora y llegar a la acción, a la vida de una persona y de un país.
La obra de Illia es una muestra sencilla y modesta de que la humildad y el virtuosismo hacen llegar a un pequeño a lugares grandes. Pero claro, se hace difícil encuadrar estas palabras en la vida de un político, cuando la reciente vida política se asocia a lo opuesto. Aquel político Humilde y virtuoso de ayer choca de lleno con la identificación al político corrupto y soberbio de hoy. En verdad es triste saber que muchos estén pensando de esta manera y se sientan espantados de lo político, pero la historia es sabia y nos brinda buenos ejemplos para entusiasmar y recuperar confianza.
Los argentinos contamos con don Arturo como gran ejemplo a seguir, siendo tarea de los radicales el poder mostrarlo y abrazar el desafío de aggiornar sus ideas.
Es posible que la distancia y los diferentes contextos hagan que hoy se lo encuentre a Illia en blanco y negro, viejo y pobre. Con este modesto recordatorio nos proponemos darle color de su honestidad y juventud a su grandeza. Ah, lo de pobre creo que no hace falta explicarlo, la foto lo dice todo.
Ojala todos los ex presidentes tengan la riqueza de poder viajar en subterraneo al dejar la casa rosada.