
El vicepresidente turco, Fuat Oktay, declaró el martes que el número de muertos por los terremotos centrados en el sureste de Turquía ascendía a 3.419, con lo que el total, incluidos los fallecidos en Siria, supera los 5.000.
En declaraciones a la prensa, Oktay dijo que las duras condiciones meteorológicas dificultaban la llegada de ayuda a las regiones afectadas y la realización de rescates. Dijo que solo se permitía entrar o salir de Hatay, Kahramanmaras y Adiyaman, tres de las provincias más afectadas, a los vehículos de rescate y ayuda.
Las operaciones de rescate se están centrando en esas tres provincias y en Malatya, añadió Oktay. En tanto que la cantidad de heridos ronda los 20.000 y la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que esas cifras se podrían duplicar.
El sismo de magnitud 7,8 que se produjo en la oscuridad de una mañana de invierno, fue el peor que sacudió Turquía en lo que va de siglo. También se sintió en Chipre y Líbano.
Posteriormente, un segundo terremoto de magnitud 7,7 sacudió el lunes la región de Kahramanmaras, en el sureste de Turquía, informó la Autoridad de Gestión de Desastres y Emergencias (AFAD) del país. Se produjo a una profundidad de 7 km, dijo AFAD, añadiendo que el epicentro del terremoto fue la región de Elbistan de la provincia de Kahramanmaras.
Los equipos de rescate sacaron de entre los escombros a heridos en condiciones invernales extremas en toda la región. Las temperaturas en algunas zonas podrían descender hasta casi el punto de congelación durante la noche, lo que empeoraría las condiciones de las personas atrapadas bajo los escombros o sin hogar. El lunes empezó a llover tras las tormentas de nieve que azotaron el país el fin de semana.
«Nos sacudió como si fuera una cuna. Éramos nueve en casa. Dos hijos míos siguen entre los escombros, aún los estoy esperando», dijo una mujer con un brazo roto y heridas en la cara, hablando en una ambulancia cerca de los restos de un bloque de siete plantas donde vivía, en Diyarbakir, en el sureste de Turquía.
«Nunca había sentido nada parecido en los 40 años de mi vida», dijo Erdem, un residente de la ciudad turca de Gaziantep, cerca del epicentro del seísmo, que prefirió no dar su apellido.