¿Qué hacemos con los bidones vacios de agroquímicos?

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Muchos propietarios y/o trabajadores rurales desconocen su toxicidad y no saben  que hacer una vez que han realizado la aplicación.-

El transporte, tratamiento y disposición final de los recipientes de agroquímicos  en nuestra región agro ganadera,  resultan  acciones repetitivas y naturales  tanto como  el  sembrar,  ver crecer  y cosechar los cultivos.

Es así que  una de las postales más impactantes  en este sentido, es la de uno de los ingresos a nuestra ciudad  de Saladillo, próximo a la rotonda de  Av. Saavedra, donde uno de los acopiadores de bidones vacíos de agroquímicos, mantiene  casi permanentemente repleto,  desde hace un par de años,  un predio donde junta y lava dichos recipientes.

El liquido resultante  de dicho lavado  algunas veces ha cruzado la Av. Juan C. Dellatorre  para  desagotar en el canal que corre paralelo a dicha calle.

En este lugar, que por cierto  está a la vista de quienes transitan por la ruta Nacional 205, hasta se ha visto a menores.

Según cifras dadas a conocer por el Ministerio de Agroindustria, en Argentina se consumen unos 17.000.000 contenedores de fitosanitarios al año, de los cuales el 60% son de 20 litros, lo que significan 13.000 toneladas de plástico.

En el 2016, la Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes (CASAFE) impulsó  Ley de Envases Fitosanitarios, Ley 27.279,  la cual fue sancionada por la Camara de Diputados en septiembre del pasado año y posteriormente promulgada  y publicada en el Boletín Oficial Publicada en el Boletín Oficial del 11 de octubre 2016.

Esta normativa de aplicación en todo el territorio nacional,   tiene los objetivos de garantizar que la gestión de los envases no afecte la salud de las personas ni en ambiente, asegurar que los usos de material recuperado no impliquen riesgos para la salud ni el ambiente y establecer y definir etapas y eslabones de la gestión de envases, alcanzando a todos los envases vacíos de fitosanitarios utilizados en el territorio nacional, los cuales deberán ingresar a un Sistema de Gestión Integral de Envases Vacíos de Fitosanitarios que se articula en tres etapas.

En la primera etapa, se establece que una vez vaciados los envases contenedores de fitosanitarios, los responsables de garantizar el procedimiento de reducción de residuos serán el usuario y aplicador. Asimismo, éstos deberán separar los envases vacíos según sean sometibles o no al procedimiento de reducción de residuos y posteriormente trasladarlos y entregarlos a un Centro de Almacenamiento Transitorio (CAT), contando   hasta un año de plazo a partir de la fecha de compra para realizar dicho proceso.

La segunda etapa abarca el camino de los envases desde el CAT al operador, en el cual éste es autorizado para modificar las características físicas y/o la composición química de cualquier envase vacío de fitosanitario, de modo tal que se eliminen sus propiedades nocivas, se recupere energía y/o recursos materiales, o se obtenga un residuo menos tóxico o se lo haga susceptible de recuperación o más seguro para su transporte o disposición final.

En la tercera y última etapa, el operador es el responsable de modificar las características físicas y/o la composición química de cualquier envase vacío de fitosanitario, de modo tal que se eliminen sus propiedades nocivas, se recupere energía y/o recursos materiales, o se obtenga un residuo menos tóxico o se lo haga susceptible de recuperación o más seguro para su transporte o disposición final.

Cabe destacar que en todo el proceso está prohibida toda acción que implique abandono, vertido, quema y/o enterramiento de envases vacíos de fitosanitarios, del mismo modo que la comercialización y/o entrega de envases a personas físicas o jurídicas por fuera del sistema autorizado.

A la problematica  del  acopio a cielo abierto de los recipientes en este predio debe agregarse, tal como se evidencia en las imágenes, que este marco representa un lugar ideal  donde  los roedores  se alojan. Máxime cuando del otro lado de la ruta se encuentran los silos con cereales.

En el último de los casos, visualmente,  es una postal  que muestra abandono en el ingreso sur de la Ciudad, cuando los esfuerzos realizados son tantos para mejorarla funcional y estructuralmente.

12 de Abril de 2017,

Graciela Achabal

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