«El motivo de esta nota es hacerle saber a usted y al resto de la sociedad lo que me ocurrió el domingo 20 de noviembre en la Clínica Saladillo.
Llegué con mi hija alrededor de las 17 con un esguince, pero con muchísimo dolor en su pierna. Las enfermeras la recibieron muy bien, la llevaron en silla de ruedas hasta el consultorio de guardia y llamaron por teléfono al Dr. Fullerat (el cardiólogo) quien estaba de guardia. El nombrado anteriormente había descolgado el teléfono entonces la enfermera lo fue a buscar. El Dr. si es que se lo puede llamar así, ingresó con cara de recién levantado a atender a mi hija, y, al finalizar la atención, que no fue la mejor, estas mismas fueron sus palabras: lo mio son $250 pesos ya que mi categoría en IOMA es C. Mi hija le pidió un recibo ya que sabemos que el monto de esa categoría son 104 pesos, y el se negó a darlo. Dijo que eso eran sus honorarios y que con eso le da de comer a sus hijos. Yo me callé y le pagué lo que él me pidió porque mi hija tenía mucho dolor y quería sacarla del consultorio. Se que así no voy a solucionar nada y los $250 no tienen importancia cuando de salud se trata, pero si da impotencia el actuar del médico que en lugar de atender con profesionalismo atienda en una guardia por la plata y no por el bienestar de una persona».
Beatriz Lochbaum, DNI 20.484.673