Se endurecen las posiciones en la paritaria docente y peligra el comienzo de clases en la Provincia de Buenos Aires.-

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Los sindicalistas harán asambleas y preparan su plan de lucha. La Provincia, por ahora, no se mueve del 18%.

Los plazos son acotados. La negociación con los docentes tiene fecha de vencimiento. A partir de este lunes, quedan tres semanas para el día clave –el arranque formal de las clases– y en la Provincia la discusión paritaria está en un punto muerto. En estos días regresa la actividad a las escuelas, para tomar exámenes y empezar el diseño académico anual.

En la semana habrá “asambleas informativas” además de reuniones con delegados convocados por la FEB y el Suteba. Los gremios quieren tomar el pulso a los docentes para afrontar lo que suponen sería un inminente plan de lucha.

Después del rechazo in límine de los gremios docentes a la propuesta de aumento salarial que presentó María Eugenia Vidal –18% en cuatro pagos y una cláusula de ajuste por inflación– se cortaron los vínculos entre las partes. En la Gobernación adelantaron que “esta semana no habría convocatoria”. Consideran que llamar a una nueva reunión de la comisión de análisis del salario terminaría en un nuevo portazo gremial.

Es que las autoridades bonaerenses se mantienen firmes en su propuesta. No tienen mucho margen para hacer maniobras. Hace dos meses, los agentes estatales sellaron un acuerdo con el esquema que no quieren los maestros. “Si les damos más a los educadores, el resto de los estatales pedirá –con razón– reabrir la discusión”, razonan en La Plata.

La disputa contiene un alto valor simbólico. Vidal necesita comenzar las clases en la fecha fijada, como demostración de aptitud de gestión, en el arranque de su segundo año en la Provincia y como antesala de la pelea electoral. Eso lo saben gremialistas que –como en el caso de Roberto Baradel, de Suteba–cargan con la marca de su apoyo al kirchnerismo y su oposición frontal al gobierno de Mauricio Macri y la gobernadora. Por eso, el sindicalista fue el blanco preferido de los funcionarios en el primer tramo de la paritaria. “No representa a los docentes”, resumió el ministro de Educación, Alejandro Finochiaro. “Quiere que fracase este gobierno”, se sumaron desde otros despachos oficiales.

Pero además, el resultado de esta puja salarial tendrá alto impacto en las finanzas de la Provincia. Cada punto de aumento para los docentes (son más de 320 mil estatales y casi 60 mil privados que tienen diferentes grados de subvención) representan miles de millones de pesos por mes que debe erogar el fisco provincial. “Sólo vamos a ofrecer un aumento que tenga garantizado su pago todos los meses. Es un acto de responsabilidad institucional”, es el discurso que repite Vidal desde que comenzó la puja.

El presupuesto de Educación consume casi el 26% de los gastos de todo el año. Son 127 mil millones previstos para 2017 y los haberes de maestros y profesores representan el 90% de ese paquete de dinero.

La paritaria docente asumió este año una dinámica diferente. Por pedido de la mayoría de los gobernadores, la Nación decidió desentenderse del conflicto y no convocó a los gremios nacionales para fijar –como lo hizo hasta el año pasado– el piso para todas las jurisdicciones. La decisión tuvo reacciones inmediatas y de impacto: la CGT rechazó la determinación y ya hay sectores sindicales que adelantaron paros para el 6 de marzo.

En el ministerio de Educación nacional que conduce Esteban Bullrich insisten en que el acuerdo que fija el salario inicial docente en todo el país ya está sellado. “En la negociación 2016 se estableció que será un 20% por encima de lo que se acuerde en el consejo del salario mínimo vital y móvil”, sostienen en Pizzurno. Los gremios lo rechazan y vienen reclamando una suba de 35%, sobre todo, argumentan, para recuperar lo que perdieron con la inflación en 2016.

Las otras provincias también demoraron las tratativas. Para esta fecha se descontaba algún avance en Córdoba, Mendoza o Santa Fe. Pero todas las discusiones están frenadas. Como en un juego de escondidas, cada gobernador quiere ver quien hace el primer movimiento para mostrar su estrategia. Y otra vez, Buenos Aires, por peso específico del sistema educativo (4,5 millones de alumnos; 16 mil escuelas), asume el rol de caso testigo.

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