Nicolás Almirón tenía 20 años y soñaba con ser farmacéutico. Estaba contento porque había quedado fijo en su trabajo y se había comprado una moto para poder ir y volver todos los días. El jueves 15 de agosto, en González Catán, cuatro delincuentes lo persiguieron y lo mataron de dos balazos para robársela.
Nicolás había sido perseguido por cuatro delincuentes divididos en dos motos. “Lo siguieron, lo encerraron y lo tiraron de la moto. No sé por qué lo mataron”, dijo su madre conmovida. Uno de los delincuentes fue detenido, mientras que los otros tres todavía siguen prófugos.
El joven de 20 años -que en octubre iba a cumplir 21- estaba estudiando Farmacia en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Por los horarios rotativos de su trabajo, se le estaba complicando cursar y tenía planificado rendir materias en verano. “Mami, yo me voy a recibir de farmacéutico”, solía decirle a su madre, que aún sigue en shock: “Es una pesadilla”.
La causa quedó caratulada como “homicidio” e intervino la Unidad Funcional N°2 de los Tribunales de Lomas de Zamora, que convocó a peritos de la Policía Científica en el lugar del hecho.