El 24 de marzo de 2024 quedará como un punto de inflexión en estos 40 años de democracia, después del golpe cívico-militar de 1976. Fue muy fuerte, movilizante, por varias razones.-
El gobierno nacional lanzó un spot desafiando los acuerdos políticos partidarios y sociales también enmarcados en fallos judiciales de estás cuatro décadas. Es de alto impacto el cambio argumental propuesto por el gobierno que encabeza el presidente elegido por mayoría del voto popular así como la respuesta de sectores de la oposición que otrora acusaban por mucho menos de destituyentes a quienes disentían de sus prepotencias.-
A menos de un mes de asumir le convocaron a un paro nacional y en enero otra movilización nacional. Luego pretendieron instalar que el presidente no llegaba a marzo.
En el acto del 24 de Marzo, Estela de Carlotto, Presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo definió “Hagamos algo para que Milei se canse y se vaya rápido”.
Otros sectores ayer prendieron fuego un muñeco e imágenes que representaban al presidente Milei.
Y otros tantos fueron libres de rencores y esperanzados de futuro más sensato, coherente y amoroso: «Ayer la plaza estaba llena, las calles que la rodeaban también. Gente presente, no sólo marchando con grupos partidarios sino individualmente. Gente mayor. Respeto. Compañerismo. Niños. Hasta me llevo el recuerdo de una nena que hizo media cuadra haciendo la medialuna, la mamá le dijo «Alma, te dije que tenés que tener cuidado a donde haces eso, en la calle donde pasan personas no» y la nena, de no más de 7/8 años le dijo, completamente seria en su inocencia a flor de piel «pero mamá, me dijiste que hoy era un día de Libertad». Me crucé a mi profesor preferido de la secundaria, me vio de lejos y gritó mi nombre, nos abrazamos y hablamos un poco de cómo veíamos las cosas para estar ahí. Me crucé también a una de mis pocas amigas de ese colegio y nos abrazamos y nos reimos porque ella siempre me jodía con la política partidaria, y me preguntó «ya te volviste peroncha?» (si te deja tranquila, mi respuesta fue no). No había policías más que para cerrar las calles ahí donde se empezaban a concentrar para llegar ala plaza. No hubo golpes, no hubieron peleas. Había chiá, choripán, hamburguesas veganas. También gaseosas y fernet. Caminando por Av de Mayo en un café estaban tomando algo dos de las abuelas frente al vidrio, y la gente se paraba y las saludaba, nadie osaba a sacar una foto, solo saludaban y seguían. La gente escuchaba el discurso, parada o sentada. A eso de las 16.30 cuando se empezó a descomprimir y nos sentamos en el pasto de la plaza a escuchar el acto hasta que dieron oficialmente el cierre y todos salimos ordenados y tranquilos de la plaza. Esto es lo que yo me llevo de fuerte y que no tengo que ni masticar porque lo digerí en el momento en el que lo viví», me escribe como crónica rápida una participante del acto central en Plaza de Mayo.
El 28 de octubre de 1983 en el cierre de la campaña del Partido Justicialista, en el palco armado sobre av. 9 de julio el candidato a gobernador bonaerense Herminio Iglesias, a su izquierda, Norberto Imbelloni, a la derecha, Carlos Spadone, un empresario, divertido, ríe como aprobando. Un papel envuelto con fuego en la punta funciona como antorcha o como un Magiclick. Una corona fúnebre y un cajón enclenque, de cartón, con los colores y las siglas de la UCR, el nombre de Alfonsín y el Q.E.P.D redundante. Herminio Iglesias consiguió su objetivo. No hay registro, más allá de las sonrisas de esos tres, de cómo fue tomado el episodio en ese momento en la Avenida 9 de Julio. ¿La gente bramó? ¿Alguien repudió? La mayoría, sin la tecnología actual, sin pantallas gigantes, y lejos de los oradores, ni siquiera lo debe haber registrado. Lo mismo debe haber pasado a los que estaban viendo por televisión, donde la imagen pasó fugaz. Sin embargo, muchos son los que atribuyen a esa breve secuencia haber definido las elecciones generales de 1983. Creen que ese incidente en el palco del acto de clausura del peronismo, en el último día de campaña, minutos antes del comienzo de la veda electoral, hizo que Alfonsín ganara y que el peronismo perdiera. A partir de ese momento cada error político significativo en medio de una campaña electoral entra en la categoría Cajón de Herminio.
En las últimas elecciones de octubre y balotaje de noviembre de 2023 hubo un cambio de paradigma político partidario en la Argentina. Con personajes viejos merodeando, no caben dudas. El presidente elegido sigue marcando su impronta con acciones lo que anticipó durante la campaña. Algunos opositores, personajes históricos y casi perpetuos en cargos públicos, quedan expuestos en su máxima carroña, sin encontrar por el momento coherencia fáctica ni argumental, ni legitimidad en la ciudadanía, sin otro mérito que balbuceos no provengan de la violencia y la prepotencia con verdadera convicción destituyente.
¿A dónde nos lleva el odio y la intolerancia si no es a más odio y más intolerancia?
¿Es que acaso algunos dirigentes con responsabilidades políticas están tan enceguecidos con la pérdida del poder que no advierten que son corresponsables de haber llegado hasta aquí??
Credibilidad en la Justicia, razonabilidad, consenso o acuerdo social, negacionismo, disidencias y más violencia para relatar, entender y hacer propia nuestra historia reciente. Este esbozo de pensamiento breve y en voz alta surge de lo fuerte que se sintió ayer la falta de tolerancia y de apertura para pensarnos como Nación lo que sólo ayuda a desmoronar la frágil y por momentos difusa democracia conseguida en 1983 que debió dejarnos no sólo la enseñanza del cajón de Herminio.-
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Graciela Achabal, 25 de marzo de 2024.-