Justicia ciega y sorda: La semana pasada se viralizó una carta en la que la nena, de 10 años, dijo que era víctima de abuso y violencia por parte de su mamá y del novio de ella. La Justicia ordenó que la nena la siguiera viendo: sospechan que la denuncia es «una chicana» del padre.
La carta, escrita a mano en una hoja de cuaderno, se hizo pública la semana pasada. Allí, Valentina, una nena de 10 años, dice que fue víctima de abuso y violencia por parte de su mamá y de su pareja, que no quiere que la Justicia la obligue a revincularse con ella y que quiere vivir con su papá. En diálogo con Infobae, su abogada dijo que es «una aberración» que la obliguen a ver a una madre que permitía que su novio abusara de ella. Sin embargo, fuentes del juzgado que lleva la causa, sostienen que hay un detrás de escena: sospechan que el padre de la nena le «lavó la cabeza».
«Señora Eugenia Vidal, necesito de su ayuda urgente», comienza la carta que se publicó en la página de Facebook «Niños en riesgo». «Fui víctima de abuso y violencia por parte de mi mamá y su novio y tuve mucho sufrimiento cada vez que me tocaba ir a su casa (…) yo no quiero ver más a mi mamá, no quiero sufrir más, quiero que se respeten mis derechos», sigue.
Angélica Francioso, abogada del padre de la nena, da sus argumentos: «Cuando tenía dos meses, la madre le entregó la nena al padre. Le dijo que se ocupara él y que ella quería tener visitas. Después se puso de novia. Lo que Valentina cuenta es que el novio de la madre le hacía bajarse los pantalones en el baño y la tocaba. Que ella se lo dijo a la madre y que no sólo no hizo nada sino que la hacía dormir en medio de los dos. Además contó que la madre, que tiene otros cuatro hijos, le daba alcohol y la mandaba a robar al barrio. Ahora la obligan a revincularse con ella. El miércoles pasado la nena salió de verla y se descompuso, terminó en el hospital del estrés que tiene».
La publicación de la carta desató una ola de insultos en las redes sociales hacia el juez Daniel Williams, a cargo del juzgado de Familia n° 6 de La Matanza. Por eso y en una entrevista con Infobae, fuentes de la causa aceptaron contar lo que consideran «la otra campana». «La mamá de la nena no ve a su hija desde el 2013. Ella formó una nueva pareja y como suele pasar en estos casos, el padre decidió quedarse con la nena de prepo. La mujer venía acá con la cabeza gacha pidiendo ver a su hija y el padre no respondía las notificaciones del juzgado. Como no sabíamos qué estaba pasando con la niña ordenamos que se presentara de forma inmediata», explicaron en reserva.
Según estas fuentes, cuando el hombre se presentó hizo dos denuncias penales. En la primera, denunció que la madre era umbanda y que obligaba a la nena a participar de ritos. En la Justicia dijeron que no pudieron probarlo y que la causa se archivó. La segunda llegó una vez que fue desestimada la primera: es la denuncia por violencia y por abuso sexual por parte de la pareja de la madre.
«La fiscalía hasta ahora no le dio entidad a la denuncia porque existe una presunción de que el hecho es falso. Lo que vemos es que la nena tiene un discurso colonizado por el padre. Acá en La Matanza, que es la capital de la violencia familiar, es muy común que cuando hay impedimento de contacto por alguno de los padres, aparezcan las denuncias de abuso como una forma de obstruir a la Justicia», explican. «Tenemos la sospecha firme de que es una argucia legal, una chicana, para evitar que vuelva a tener contacto con su mamá. Es una pelea entre los padres y la única víctima es la nena. Es falso que le mandaban a robar, a tomar alcohol, no sé como un ser humano puede inventar algo así», sostienen.
Para la familia de Valentina, en cambio, no se hizo nada para probar si el abuso existió o no. No se pidió una Cámara Gesell y la única pericia psicológica que lo da por comprobado es una pericia de parte, hecha a pedido de la familia. La Cámara, luego, ordenó la revinculación de la nena con su madre. El juzgado, sin embargo, se encontró con que había una orden de revinculación que cumplir y una nena que decía que no quería ver a la madre. Así volvieron a preguntar qué hacer. La Cámara de Apelaciones volvió a ordenar que arbitren los medios necesarios para garantizar la revinculación.
«Estamos cumpliendo lo que dice la Cámara de una forma gradual. Y mientras no se compruebe penalmente si hubo o no violencia y abuso, la nena no va a ver a la madre a la casa. Vienen acá al juzgado, queremos ver cómo reaccionan las dos. Ella es muy chica para saberlo pero es su derecho tener contacto con sus dos padres», dicen en el juzgado. «¿Quieren ver cómo reaccionan?, pregunta la abogada del padre. «El otro día no la dejaron ni salir a ir al baño y la nena se hizo pis encima. Nadie está escuchando lo que pide, lo único que hacen es forzar la revinculación a cualquier precio».
Para la Justicia, haber dado a conocer la carta donde figura el nombre y apellido de la nena es «un horror» y presumen que es «una forma de poner un obstáculo legal cuando la decisión de la Justicia ya no se puede recurrir, la tienen que cumplir. Hicieron esta movida mediática porque se les acabaron los recursos». Para la familia de Valentina no es así: dicen que lo hicieron por desesperación, «porque el fin justifica los medios». La Secretaría de Acceso a la Justicia y de la Dirección Ejecutiva de Niñez y Adolescencia ya tomó intervención en el caso.
Por Gisele Sousa Dias, para Infobae.