Ocurrió en Catamarca. Mercedes González, integrante de la comunidad originaria de Las Vallas, se descompensó y debió ser trasladada en una angarilla improvisada por pobladores. La mujer vive junto a otras once familias en medio del cerro y la falta de caminos impide el ingreso de ambulancias.
Un colchón sujetado por dos listones de hierro, dos frazadas y una campera como almohada. Así fue la improvisada camilla en la que trasladaron a Mercedes González durante seis horas a pie por la montaña ante la falta de atención médica en Catamarca. La foto recorrió las redes sociales y exhibió el desamparo que sufren los integrantes de la comunidad originaria de Las Vallas, un poblado de 60 habitantes situado a 3200 metros sobre el nivel del mar.
La mujer, que vive con sus cinco hijos en medio del cerro, se retorcía de dolor y perdía mucha sangre a raíz del agravamiento de un fibroma uterino que le provocó una infección en las vías urinarias. Con la ayuda de otros pobladores pudo llegar primero a Pozo de Piedra -ubicada a 35 kilómetros, es la localidad más cercana- y de ahí al hospital de Belén.
Por la gravedad de su cuadro, finalmente fue derivada al Hospital de Santa María, a 175 kilómetros de su casa. Anoche pedían dadores de sangre para poder operarla.
“Hay gente que muere en el camino”
Sin un camino que conecte Las Vallas con Pozo de Piedra, los pobladores se ven obligados a recorrer el trayecto a pie o a lomo de mula. Cada vez que alguno de ellos necesita atención médica, el drama se magnifica. En esta época son frecuentes las temperaturas bajo cero, por lo que el frío también suele ser un obstáculo cruel.
“Hay gente que muere en el camino. El año pasado traían a un señor en angarillas y no llegó. Hace unos años, un niño murió por una infección dental”, contó Ariana Escotorin, comunicadora local que difundió las imágenes. “Hice el censo en mayo, caminé durante 18 horas y te puedo asegurar que hay lugares donde el Estado no llega hace 15 años. Conocí una casa donde el baño era un pozo con plásticos y palos. Es muy dura la vida ahí”, retrata.
Andrea Morales Leanza, abogada que representa a la Unión de los Pueblos de la Nación Diaguita de Belén y Tinogasta, contó que la ministra de Salud de la provincia, Manuela Ávila, le dijo que ya se había ordenado el traslado de la paciente desde Belén a San Fernando del Valle de Catamarca, “pero finalmente no fue así”.
“En el Hospital de Belén, los médicos no se ponían de acuerdo: uno decía que la señora (Mercedes) se tenía que retirar, y otro decía que necesitaba una atención urgente”, detalló. “Después pude comunicarme con el vicegobernador (Rubén Dusso) y ahí se hizo la derivación al hospital de Santa María”.
Las 12 familias que habitan las precarias casitas enclavadas en el cerro tienen luz alimentada a paneles solares y utilizan agua de vertiente. Viven de la cría de sus propios animales y, cuando necesitan aprovisionarse, bajan al pueblo en una tropilla de burros, cargan mercadería y vuelven a subir.